lunes, 30 de noviembre de 2009

El mejor opositor es el más fiestero


En muchas ocasiones he afirmado que el mayor peligro de la oposición es que ésta deje de ser un medio para alcanzar un fin convirtiéndose en el fin en sí misma. Lo malo es que es muy difícil encontrar ese equilibrio entre el necesario aislamiento en pro del aprobado y que esa soledad buscada no acabe por convertirse en un estancamiento que nos impida avanzar hacia la meta... de ahí que el mejor opositor sea el más fiestero.
Me explico: si el opositor se propone estudiar ocho temas diarios a hora y media por tema, sabe que si se pone a las ocho de la mañana y se coge una hora para comer, a las nueve de la noche debería haber acabado. El opositor que haya quedadado a las nueve y media para tomar una caña con los amigos o dar una vuelta con el novi@ etc, se concentrará a tope en el estudio durante el día porque sabe que tiene un límite: por la noche tiene "mejores cosas" que hacer.
Lo mismo pasa con el día de fiesta: si sabemos que ese día tenemos compromisos extraopositoriles no podremos vaguear durante la semana porque no habrá día comodín para recuperar las horas perdidas. Además, lo de que el día de fiesta se llegue efectivamente a estudiar es una nuestras mayores mentiras... Cada semana comprobamos que, efectivamente, no se estudia ni la mitad y aún así seguimos engañándonos día flojo a día flojo con que recuperaremos el día de descanso.
De ahí que cuando se lleva un tiempo en esto, lo mejor sea tener una vida social activa, todo lo contrario de lo que a priori podríamos pensar.
Cuando se empieza con la opo, la fuerza y la garra del principio nos empuja a aprovechar cada minuto al máximo, pero cuando pasan un par de años tenemos que buscarnos otros alicientes porque la ilusión de aprobar se va diluyendo inconscientemente a medida que pasa el tiempo y nuestra vida se va focalizando única y exclusivamente en la oposición.

Quizá yo haya sido muy drástica dejando de lado todo lo demás y ahora me arrepiento un poco. Por ejemplo, cuando iba a la biblio y tenía mi chupipandi es cierto que echaba menos horas de reloj, pero por otro lado también cundían más: si sabes que a las once hay cafelín del descanso te propones hacer X temas y los haces. Si estás en tu casa, solo como un perro, seguramente no te importe ir más lento y hacer el café a las doce o incluso tomártelo frente a los porqueris.
Es como cuando tenía novio, aprovechaba mucho más el estudio la semana en que venía a verme porque sabía que no podría decirle "Cariño, lo siento pero el sábado tengo que estudiar porque me han quedado colgados X temas" y madrugaba muchísimo cuando estábamos juntos para poder desayunar tranquilamente con él cuando se despertara.

Por eso recomiendo que no dejéis la vida de lado por la oposición, o correréis el peligro de perder de vista por qué estáis luchando, porque, no nos engañemos, no sólo estudiamos por tener el trabajo que queremos sino sobre todo para tener el tiempo y la oportunidad de estar con quienes amamos cuando tengamos el trabajo por el que hemos luchado.

De ahí que este finde, aprovechando una visita muy especial, haya colgado el hábito, me haya calzado los tacones (metafóricamente hablando) y me haya olvidado un rato de este encierro, porque ser opositor vale, pero monja de clausura ya es pasarse.
Me he aireado y he disfrutado como nunca recordando lo que es la vida, lo que nos espera, que este estatus opositoril es transitorio y que lo mejor está por venir... Echemos los restos para acelerar cuanto podamos el cambio. ¡A por ellos!

martes, 17 de noviembre de 2009

De vueltas, aislamientos y estornudos


Hello compis, aquí me teneis otra vez. Resulta que me he puesto "malíiiiima" (como dirían los de Albacete) así que después de cantar con mi voz de "hola me llamo Manolo y soy camionero" y del "ay, ay, ay que me ahogo con los derechos forales" (esto también me pasa sin estar enferma, conste) me he venido a casa de mi mami, pa que me diera mimitos, pero no está, así que aprovecho el internete para escribir mi entradita, que a falta de pan buenas son tortas.
A decir verdad tampoco venía a por muchos mimos, que en mi casa somos espartanos y no conocemos el término "enfermedad" y a todo le quitamos hierro (de nada te sirve ponerte mala cuando tu madre pasa de ti o te invita a cantar un tema, mano de santo, así que al final aprendemos inconscientemente a no enfermar nunca o al menos a minimizar las quejas)... En realidad venía yo a ver si podía saquear el botiquín, que he ido al médico y me ha mandado tropecientas medicinas ya que a mi afirmación "hola, tengo un simple resfriado" me ha contestado "no, no, tienes flemas y no se qué más" con lo poco partidaria que soy yo de drogarme si no es para la opo... Pero bueno, haremos caso que yo quiero estar a tope cuanto antes que esta semana empiezo vuelta impar y las vueltas impares son las mejores.

Sí, resulta que lo tengo comprobado: las vueltas pares me cuestan horrores, todos mis bajones vienen cuando toca vuelta par, en tanto que con las impares tengo la sensación de que los temas entran solos y me da el subidón. Yo no sé qué explicación racional encontrarle a este hecho, y eso que me gusta analizar todo lo referente a la opo, sólo sé que este año procuraré ir al TS después de una vuelta impar, con el ánimo a tope, a ver si va a ser esa la clave.

Y hablando de señales, llevaba yo sin ponerme enferma (rollo gripe, fiebre, etc, enfermedades comunes, porque las raras opositoriles sí que las he padecido) desde antes de ponerme a opositar, de hecho estaba yo convencida de que la opo nos dota de anticuerpos especiales que nos inmunizan frente a cualquier cosa que nos impida estudiar (total, en mi caso voy al prepa igualmente) y sin embargo "tachánnnn" aqui estoy, moqueando sobre el teclado. Lo quiero interpretar como que el cuerpo se está preparando para la vida post aprobado, cuando vuelva a ser un común mortal, con sus vacaciones, sus fines de semana y, por qué no, sus bajas por enfermedad.

En cuanto a cómo llevo el aislamiento total sin tele y sin pc, pues bien, mejor de lo que esperaba. La verdad es que las horas cunden muchísimo más, pero también es cierto que a veces me siento muy sola, y eso que tengo a mis gatinos siempre fieles y que últimamente se esfuerzan hasta por hablar... ¿se me estará yendo un poco la olla? Quizá, pero ya queda menos y seguro que todo sacrificio merecerá la pena.

En fin compis, no me enrollo más que como estoy medio febril no sé si esta entrada tendrá mucho sentido, pero que sepáis que me acuerdo mucho de vosotros, sobre todo de los que cuentan los días para el examen y que os envío muchos ánimo y energías positivas aunque no pueda estar tan presente como me gustaría.

¡A por ellos!

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Señales


Hay veces en la vida en la que por mucho que no creas en la Divina Providencia ni en que el destino pueda estar escrito de antemano, no puedes más que rendirte ante la sucesión de "casualidades" que de repente dejan de ser tales. No, no he tenido un sueño premonitorio de mi manita inocente y, hasta el día de hoy maldita, sacando las dichosas fichas, tampoco un flashforward de mí misma de aqui unos meses brindando por la plaza. Por desgracia nada de eso: se me ha roto el ordenador.
Y pensaréis, bueno, eso le pasa a cualquiera, y sí seguramente esa sea la explicación racional, pero que se te rompa un día porque la gata se sienta encima (absurdo), al cabo de dos días te lo arreglen, y tres días más tarde se declare en muerte cerebral, ya no me parece tanta casualidad. No, sobre todo cuando ese día te ha llegado un email de alguien que estabas empezando a olvidar, más que nada por el bien de tu salud mental a puertas del examen, y tienes noticias, también vía internet, de alguien que preferirías que se hubiera tragado la tierra. Entonces, de repente, lo he visto claro: el ordenador se ha vuelto a escacharrar por el bien de mi estudio, para evitarme la tentación de contestar a según qué mensajes o de indagar según que noticias, para evitarme la posibilidad de cualquier distracción que no venga en forma de tocho ya sea rojo o azul.


La opo requiere sacrificios, y estamos dispuestos a hacerlos en pequeñas dosis cada día, durante meses y años, pero cuando toca poner toda la carne en el asador, cuando realmente se hace la diferencia entre rozar el aprobado y aprobar es cuando las mentes de muchos crean todo tipo de distracciones para alejarnos del éxito, porque al fin y al cabo supondría un cambio, y los cambios siempre asustan.
Yo me conozco y por desgracia soy así, siempre flojeo cuando se acerca la fecha, es como si de repente las fuerzas me abandonaran o me fuera mentalizando inconscientemente para la posible decepción.


Por eso quiero pensar que la muerte de mi ordenador es una señal, señal de que es necesario concentrarme única y exclusivamente en la meta, que está más cerca que nunca, señal de que de este modo aunque luego fuera mal no tendría nada que reprocharme pues no dependería de mí realmente sino de las circunstancias que escapan de nuestro control.

Así que así estoy, sin tele y sin pc, pero sigo teniendo teléfono, a ver si os vais a pensar que estoy "distanciada de la sociedad", que luego como apruebe vendrá algun iluminado Bermejil a decir que vaya plan con los opositores, qué qué vergüenza, que hay que cambiar al sistema digital y todas esas cosas tan estupendas que suelen oirse de tanto en tanto.

Pero vamos, que he decidido seguir sin antena y no reparar el ordenador, al menos hasta que me examine, por lo cual no puedo asegurar la asiduidad de las entradas ni a la hora de contestar emails, lo que sí aseguro es que va a ser hasta curioso descansar de los temas con más temas.
Cuando tenga otro rato y posibilidad de conectarme os cuento qué tal.

martes, 3 de noviembre de 2009

Piano piano si va lontano


Después del broncón de la semana pasada y tal como anuncié me he puesto las pilas, se acabaron los lloriqueos y las tonterías, que sí que somos humanos, pero no hace falta hacer gala de ello a poco del examen precisamente. Pero eso no implica tampoco que tengamos que ir a saco.
Ir a saco, en contra de lo que muchos pudieran pensar, no es bueno sino todo lo contrario. Me explico: a veces, tan acostumbrados como estamos a engañarnos a nosotros mismos vamos perdiendo calidad en las vueltas y si tenemos la suerte de que el prepa nos pregunte un tema que se nos de bien o que hayamos repasado esa misma mañana, en lugar de ser conscientes de que en realidad hemos tenido bollo, damos los temas por sabidos y aquí no ha pasado na...
Pues sí que ha pasado, cuando te encuentras ese grupo de temas en la vuelta siguiente (y alguno más que supuestamente hemos de ir subiéndolos) es cuando te entra el bajón (véase la entrada de la semana pasada) porque "inexplicablemente" los llevamos como el culo y no podemos ir al ritmo de la vuelta nueva y cantarlos con la calidad a la que estamos acostumbrados.
Esto se debe al engaño inicial. No es que de repente nos hayamos vuelto lerdos, no es que los astros se hayan alineado en contra de nuestro microcosmos opositoril y lo que hacíamos en dos horas ahora nos cuesta cuatro, no. Es que no les dedicamos el tiempo que requirieron en su día y eso se paga en la vuelta siguiente, que por eso se llaman vueltas, porque SIEMPRE vuelven, no hay escaqueo posible.

Así que haciendo un poco de análisis de conciencia el martes pasado decidí que se acabaron los temas chapuceros, que aqui no se trata de "pasar" el cante, sino de aprobar la opo, y el tema que quizá tuviste la "suerte" de que no te preguntara el prepa puede que te caiga en el examen, y ahí la suerte suele jugar en contra, mejor no tentarla.
Por eso esta semana me he autocastigado (por si no había tenido suficiente, masoca que es una) llevando de nuevo todos los temas de la pasada y otros tantos nuevos (no os flipéis que la semana pasada llevaba menos temas porque tuve la mitad de días).
Es algo que nunca había hecho, autocastigarme con repetir los temas sabedora de que volverían a ser causa de bajón en la vuelta siguiente, aún a riesgo de perder más tiempo del que he perdido con las dos semanas de bajoneo, y estoy orgullosa de mi decisión, es como si de repente hubiera llegado a la madurez opositoril.


Creo que la madurez del opositor llega el día en que por fin relativiza el cante y se enfoca en la verdadera meta: el examen. Por eso también deberíamos quitarle hierro a un cante malo: si esa semana hemos estudiado todo lo que podíamos y no nos hemos engañado a nosotros mismos, un día malo, un mal cante, no debe chafarnos y desmoralizarnos, si hemos hecho lo que debíamos y si hemos estudiado los temas en profundidad podemos ir tranquilos al siguiente sin necesidad de fustigarnos durante toda la semana. Que como ya dije en su día es contraproducente, tenemos que echarnos flores y valorar el esfuerzo que hacemos.

A veces somos cortos de miras, o al menos yo lo he sido. Que sí, que es importante tenerle respeto al prepa e intentar quedar bien ante él, pero los prepas no son tontos. Ellos saben perfectamente cuando tienes un mal cante, porque puede pasar, y cuándo el cante es malo porque no estás haciendo tu trabajo. Así que a partir de ahora no me propongo no tener malos cantes sino no tener malas semanas, días, horas de estudio, que es de lo que se trata, sembrar cada día porque así es como, tarde o temprano, dependiendo del clima y de otros factores que escapan de nuestra voluntad, se acaban recogiendo los frutos de la cosecha.
Y yo creo que ya va siendo hora de recolectar;)